Lectio divina. XIV T.O. Mc 6,1-6

Lectio divina

 

Domingo XIV T.O Ciclo B

Mc. 6.1-6

5 Julio 2015

 

053115_1842_Lectiodivin1.jpg

Jesús, te presentas ante mí como lluvia,

como aire fresco que aviva y estimula la tierra reseca

en la que a veces se convierte mi corazón.

 

Tu Palabra, se transforma en la mano suave

y firme que me empuja y acaricia,

que me grita y me susurra,

que me golpea y sana.

 

TEXTO BÍBLICO Mc. 6.1-6

Visita a Nazaret

    Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

    «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».Y se escandalizaban a cuenta de él.

    Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

053115_1842_Lectiodivin2.jpg

    Los vecinos se asombran ante la enseñanza de Jesús. Al parecer, no les interesa el mensaje de la Palabra. Buscan algún milagro a favor de su pueblo y de sus familias.

    Sólo conocen de Jesús la relación humana de su familia y del ambiente popular de Nazaret. Le ven sólo desde el lado humano: ¿No es éste el carpintero?

    La pregunta inquietante es: ¿quién es Jesús? Quedaron desconcertados los paisanos de Nazaret. No acertaban a dar con la respuesta. En vez de mirarle como el enviado de Dios, el Mesías, sólo le quieren interpretar desde sus coordenadas humanas. En definitiva, los vecinos de Jesús no supieron ver más allá, mirarlo como el profeta esperado. Les falló, una vez más, la fe.

    Y es que Dios se presenta calladamente, en lo más rutinario y normal de la existencia humana. La raíz de la incredulidad está en la incapacidad de descubrir y ver a Dios en lo ordinario de cada día.

    La incredulidad rechaza la salvación que ofrece el Señor. Y esto sucede, no sólo en Nazaret, sino en todo lugar y en todo tiempo. Hay personas que sólo piden a Dios bienes materiales: salud, trabajo, prosperidad… No van más allá.

    Jesús viene ofreciendo y dando la vida verdadera. La fe pequeña de muchos cristianos se ve estrellada cuando no consiguen de Dios, a pesar de sus oraciones, lo que le piden.          Es necesario purificar nuestra fe, que con frecuencia, no es más que un barniz de religiosidad.

053115_1842_Lectiodivin3.jpg

  • De alguna manera también tú, eres «vecino» de Jesús: conoces su vida, su enseñanza, crees en Él… Ante la escucha de su Palabra no te quedes indiferente. Después de haberla contemplado en la oración, esfuérzate por llevarla a la práctica en tu vida.
  • En tu relación con el Señor, en el diálogo de la oración, en la fe que tienes, ¿no te estarás comportando como los paisanos de Nazaret? ¿Qué pides en la oración, hacer la voluntad de Dios o que el haga tu voluntad?
  • Al escuchar su Palabra, ¿tratas de descubrir lo que Dios quiere de ti o intentas que Dios haga lo que le pides? ¿Le presentas tus «méritos» o te sientes necesitado y pobre ante Él?
  • Al Señor lo rechazaron en su pueblo y dudaron de sus enseñanzas. Aplicando este pasaje a tu vida, ¿qué puntos en común existen? Hoy, ¿cuáles son las excusas y los pretextos que se colocan para dudar y desconfiar, o para no implicarse en las cosas de Dios’? ¿y tú, cómo reaccionas ante las objeciones y el rechazo que puedes tener en tu ámbito laboral, tu familia, tus amigos…?

053115_1842_Lectiodivin4.jpg

Jesús estoy aquí,¿qué esperas de mí?

Mis manos están vacías, ¿qué puedo ofrecerte?

Sólo sé que quiero ser diferente.

        ¿Qué esperas de mí?

Mis ojos, temen al mirarte, quisiera poder enfrentarte 

Amar como Tú amas,

Sentir como Tú sientes,

Mirar a través de tus ojos

Jesús. 

Contigo mi camino es difícil,

me exiges abrir un nuevo horizonte

y en la soledad de mi noche

no puedo abandonarte, Jesús en mi penetraste,

me habitaste, triunfaste y hoy vives en mí.

053115_1842_Lectiodivin5.jpg 

  • Acoger a Jesús como profeta significa estar dispuesto a escuchar el mensaje que nos trae en nombre de Dios. La vida profética de Jesús nos obliga a transformar profundamente nuestra vida.
  • La imagen que tengamos de Jesús condiciona nuestra forma de vivir la fe. Si nuestra imagen de Jesús es pobre, parcial o distorsionada; nuestra fe, será pobre parcial o distorsionada. ¿Por qué nos esforzamos tan poco en conocer a Jesús? ¿Por qué nos cuesta aceptarlo?
  • El evangelista Marcos narra este episodio para advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona. ¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»?
  • En medio de un mundo que se ha hecho adulto, ¿no es nuestra fe demasiado infantil y superficial? ¿No vivimos demasiado indiferentes a la novedad revolucionaria de su mensaje? ¿No es extraña nuestra falta de fe en su fuerza transformadora?
  • A Jesús no se le puede entender desde fuera. Hay que entrar en contacto con Él, dejar que vaya introduciendo poco a poco en nosotros cosas tan decisivas como la alegría de vivir, la compasión o la voluntad de crear un mundo más justo. Dejar que nos enseñe a vivir en la presencia amistosa y cercana de Dios. Cuando uno se acerca a Jesús, no se siente atraído por una doctrina, sino invitado a vivir de una manera nueva.

053115_1842_Lectiodivin6.jpg

  • Pide al Señor que tu falta de fe no te haga mirar más que a lo visible, a lo terreno, a lo que pueda beneficiarte materialmente. Pon tus ojos en el Señor
  • La oración, en frase de Santa Teresa, es «tratar de amistad con quien sabemos nos ama». Condición indispensable para esta amistad es una fe firme. Pídele que te introduzca en ese amor de Dios.
  • Con la ayuda de Dios, pedida en la oración, intenta que las personas que te rodean descubran a Jesús por encima de sus ideas, del pensar que ya conocen todo de Él.

 

NO ES ÉSTE EL CARPINTERO

Secretariado de Catequesis de Cádiz y Ceuta

Deja un comentario