Iniciación Cristiana de Adultos


A la atención de los pastores y catequistas de las comunidades cristianas diocesanas.

La situación de nuestra sociedad actual, secularizada y multicultural, se va pareciendo cada vez más a la de los primeros siglos del cristianismo. Por eso no es extraño que haya comenzado a hacerse frecuente en muchos países de cultura cristiana la solicitud del catecumenado y del bautismo por parte de personas adultas. También en nuestra diócesis comienzan a acercarse a las parroquias algunos adultos que solicitan la iniciación cristiana.

Felicitamos a las comunidades que poco a poco van tomando conciencia de que en la catequesis de adultos, como lo fue en las primeras etapas de las primitivas comunidades, es donde tenemos que poner todo nuestro empeño, fuerzas, medios y personas. Por las características del catecumenado de adultos, que es referencia de todo el proceso catequético -según los documentos postconciliares-, éste se presenta como el futuro de una Iglesia que se renueva y vuelve a sus orígenes.

Es una gracia de Dios descubrir comunidades donde se pone en marcha este catecumenado: comunidades, que acogen, acompañan y son testigos de la gracia de Dios que se derrama en los adultos; que los llama a la conversión y a iniciar el proceso catecumenal que culminará en la recepción de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana.

El Proyecto Diocesano del Catecumenado de adultos, basado en el RICA (Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos) con sus periodos, etapas, ritos, contenidos y celebraciones está disponible para todos los agentes evangelizadores.

Desde el Secretariado solicitamos de aquellas comunidades donde ya hay personas que han pedido iniciar este proceso, respondan indicando el nombre y apellidos de estas personas, así como el proceso que ya hayan iniciado con ellos.

En breve os convocaremos para compartir y buscar juntos cauces para facilitar la tarea, y nos dará la alegría de ir construyendo entre todos esta nueva realidad del Catecumenado, que es signo de una Iglesia misionera y «en salida», como nos indica el Papa Francisco.

Desde el Secretariado de Catequesis estamos dispuestos a ofrecer la ayuda que se nos solicite, tanto a los pastores como a los catequistas que vayan a asumir esta gran misión evangelizadora.

 

Reciba un cordial saludo en Cristo.

Cádiz ocho de septiembre de 2014.

Manuel López López

Director del Secretariado Diocesano de Catequesis

 

PINCHAR AQUÍ PARA ABRIR: NOTA SOBRE EL CATECUMENADO ADULTOS 2014-09-08

BIBLIA. POESÍA, ORACIÓN Y PALABRA DE DIOS

BIBLIA. POESÍA, ORACIÓN Y PALABRA DE DIOS



Si Dios quería ser entendido por los hombres, ¿por qué utilizó para la Biblia un lenguaje, literario – siempre difícil- en lugar de expresarse en una lengua técnica, científica, cuadriculada, ¿ por qué ir desvelando lenta y progresivamente sus misterios en lugar de explicar, por ejemplo, la Trinidad tal y como se explica hoy: tres persona y un solo Dios. 

Sin embargo en la Biblia la revelación no era la retransmisión de una «lista de verdades» sino la comunicación de «Dios en persona». Era su vida y su amor lo que había que transmitir. Las palabras de Dios, «expresadas en lengua humana», se asemejan al lenguaje humano en todo, excepto en el error. 

El Señor no utiliza un lenguaje puramente conceptual. Busca toda la integridad de la transmisión humana- mente, corazón, sentidos y vida-, que sólo puede lograrse por medio de un lenguaje literario. 

En la lengua literaria, como en un pozo, hay muchas clases de agua, tanto más frescas cuanto más ahondamos. Clemente de Alejandría, uno de los padres de la Iglesia, decía en lenguaje poético: Así son para nosotros las sagradas Escrituras; dan a luz la verdad y siguen vírgenes, ocultando los misterios de la verdad. Y es precisamente esta «virginidad», este dar la «verdad» sin darla nunca del todo, lo que hace infinitamente profunda en cada hombre la Palabra de Dios. 

Cuando la palabra humana, además de poesía, es oración, entonces esa fecundidad recibe una nueva, más amplia y multiplicada dimensión. Así es como a través de la poesía y de la oración, la Palabra se prepara para adquirir todo su sentido con la Encarnación del Verbo.

Descubrimos que leer la Biblia no es leer un libro cualquiera, es ir más allá; no es leer un libro de poesía, es ir más allá; ni siquiera es entrar en el profundo de secreto de la oración, es ir más allá. Algunas sectas judías empinan la Biblia como si fueran a tragársela. Se trata de Beber, devorar la Escritura dejar que el jugo del Verbo eterno, Cristo, el señor, descienda hasta las venas y facultades de nuestra alma. No en vano el Concilio comparó la Palabra de Dios con la Eucaristía, donde realmente comemos al Señor.

J.L. MARTÍN DESCALZO